domingo, 17 de marzo de 2013

El atrevimiento de la poesía -después de leer Amuleto de Bolaño-.


El siguiente es un intento poético de algo serio:
Pensemos en la danza, ésta es un ritual, una forma de comunicación a través de una serie de convenciones: la música, los movimientos, la ropa, los colores, la luz. La danza es un lenguaje a través de símbolos, como la escritura.  El escritor es un “danzante” pues se apropia de diversos elementos (la literatura está afuera y no sólo en libros) para crear una comunicación. Esta está abogando por la  imaginación,  por que el poeta (y por poeta me refiero al sentido amplio, que engloba a todo escritor) es quién hace en ella un nuevo uso y apropiación del mundo; la imaginación se vuelve critica al control, se vuelve también su salida. En el  mundo hay varias caras de la realidad, caras que quizá no lleguemos a conocer y esa enormidad se encuentra en el vacío, ¿no es quizá eso lo que Auxilio encontró en el jarrón?
El vacio es el silencio, y el silencio es igual que la no acción, siendo Auxilio madre de la poesía mexicana su gran culpa fue la no acción, el no haber respondido a tiempo al silencio. Bien hagamos antes de continuar la siguiente pregunta ¿de qué modo concreto la poesía puede ayudarnos en la vida?
Cuando se escribe un poema o se canta (porque ambos están al mismo nivel) hay una intención, nunca se hace “sólo porque si”.  Un escrito tiene una intención que trasciende lo estético y el discurso -discurso en una dimensión plana -, si un escrito no te conduce a una realización, no se puede decir que sea malo, pero olvida el principio básico de la escritura. ¿Cuál era ese principio? En un comienzo la escritura, como las demás expresiones artísticas era un ritual que nace del intento de contactar con lo que está vivo en el cotidiano pero fuera del alcance de lo cotidiano. Y ese me parece es el verdadero fin de la literatura. En ocasiones escribir se vuelve un acto salvaje, lo es porque de verdad logra desgarrar esa barrera invisible y nos permite comunicarlos con eso que vive en lo cotidiano fuera del alcance común, lograr eso es realmente lo que se dice vivir como poeta. Y respecto a lo de salvaje, hay que preguntarle al caníbal de la guerrero o a Gregorio Cárdenas, quienes también escribían –uno de ellos también poeta, del cual sospecho que Amuleto hace una mención cuando se habla de un merodeador en la noche- ; de cierto modo –muy retorcido- se puede afirmar que ellos vivieron como los poetas que pretendían ser.
Y regresando a que puede hacer la poesía en la vida, por el momento, respecto a la función de la escritura – que contempla la poesía - puedo decir que nos ayuda a sentir vida, nos acerca a la vida,  nos recuerda/ vincula con el principio más básico de sentido de ser (eso presente e invisible); ese fue el fallo que no deja tranquila a Lacouture : que no permitió que la poesía se volviera su escudo, ese vinculo concreto con la vida. Solo hasta el final lo entiende, el enemigo es el silencio – que se puede disfrazar en el ruido carente-  y el silencio se combate con la vida/poesía/canto/acción. La poesía es canto, es arma contra el control (y el control es aquello que nos dificulta el contacto con lo vivo en el cotidiano y a la vez  fuera de él).