miércoles, 24 de octubre de 2012

La maravillosa historia del Aguamarina (1)

Hace mucho que se les confirió la responsabilidad y desde entonces ellos han sido los encargados. Arrot la Sangre siempre ha resultado el agradable y el carismático, se ha encargado desde su adolescencia a mantener cierto orden; siempre hay uno que otro bandolero que se le hace fácil cargar sus pistolas y llegar a  la plaza y amenazar, pero Arrot llega y aunque tiene su arma- tan característica de toda la familia- él mantiene la promesa de no usarla, así que se vale sólo de su agilidad, velocidad y manos; de vez en cuando las piernas, aunque en realidad sus brazos son los fuertes y más desarrollados; algunos juran que sus brazos llegan a tener la velocidad para frenar o desviar balas, claro que nadie lo ha visto con claridad.
Hace unos días llego un grupo de tipos encapuchados y con armas que pretendían , nadie sabe en realidad que querían (cada quién tenia una versión distinta), Arrot tuvo que dejar su bebida refrescante de kilish y se acerco para apaciguar a los tipos; la velocidad con que se desplazo desde el pequeño centro de sodas hacia el parque fue sorprendente; no fue el único, pues Alfisi la Sangre también percato el peligro y de hecho ella llegó primero. Tras varios golpes con su vara a los armados y la desesperación en que cayo cuando uno de ellos (a quien al parecer, todos defendían y parecía ocupar una posición- o mejor dicho, él constituía el arma- central) iba a activar la arma definitiva -una bomba-. Ella saco del bolsillo esa arma, legado de la familia, esa pistola pequeña de color verde fosforescente, miedo de muchos.
-Noo! Alfisi! Mide tus opciones!
Fue Arrot, quien llego tan rápido como lo que tardo en decir "¡ja!" y tomo la mano de ella con todo y pistola y la metió de nuevo al bolso. 
-Ábreme espacio en esa parte, ¿ves? donde está el de gafas.
Él le pidió, y ella se dirigió al tipo de gafas, entonces él brinco y golpeo por un costado la bomba  e inmediatamente un puñetazo bien plantado a quien asumió la responsabilidad de ella. La velocidad fue tal que pocos puedes afirmar lo que vieron. En un instante el plan se desmoronó. La regla es acabar pronto, así se evitan muertes. La gente grito de alegría y algunos hicieron ovaciones a Alfisi y sobre todo a Arrot.
                                               

                                                           ****                               *****
En la carretera; un tipo con gabardina naranja camina en dirección opuesta al viento. Como si el entorno supiera algo, ahuyentar lo perturbado. Sin embargo el viento no puede hacer todo; su sombrero lo protege, camina seguro. Va llegando.

lunes, 1 de octubre de 2012

tu Tarde, una infíma parte

te veo en las ventanas
rojo tu corazón que nunca he visto,
agradecido yo,
de que no te lo saquen,
y no te pierdas,
entre las calles,
que todavía no han dicho
su versión
de la verdad.
¿que si quiero?
jamás.

te veo en las ventanas verdes
y resaltas
como dulce de
manzana,
tuyo, mío,
yo agradecido
de tus colores a media luz
encandilado
que nadie merece la totalidad: y tú la tienes.

¡mira acá!
tengo a tu nene, bebe conejo,
lo robé, todo ofuscado:
no se roba la felicidad.
así,
en mi simplismo,
te lloro,
por esconderte
con lo que nunca estuvo aquí
sino contigo
y que sencillamente no te podrías llevar...

llega la Tarde,
tú Tarde
la cara
de La mujer
y tu reflejo,
reta al vacio,
piedras, picadas, calles, caídas
sin titubear:
esto no es amor, más bien sería una constante
o un abrazo fechado, sin firma,
quizá, peor, sea
un pensamiento
PERO TE VEO
y ahí en dónde quisiera,
como los pájaros
como las naves
compites contra el cielo
bailando como tú:
mejor en sueños, mejor en mi desesperación que en
la calma de no verte y no sentir
que estás, que sos;
eres del tiempo,
y tuya es la Tarde,
las mías y las que quieras llevarte:
yo se las quito, a golpes, a besos, a como de lugar...
¡a sus ordenes!
a las tuyas
que a los humanos les falta...

el mundo no tiene tanto corazón
para que yo sea
pero te tiene a ti.