miércoles, 30 de abril de 2008

dejadme decir lo que bien puedo ver...

Un día viví en tus brazos, era el día en que los peces bajaron del cielo y te comieron el rostro a pequeñas mordidas saladas; el mismo día que la luna se quemo con las ondas del mar, y el día en que la noche se lleno de historias que susurraba el viento a las campanas de la escuela.

Sí, y no me acuerdo de tu rostro, sólo se que eran tus brazos de serpiente los que me asfixiaban lentamente, los que se enredaban en mis costillas y partian mi abdomen en dos.

Y para que quiero recordar tu rostro?, a fin de todo nunca he vivido en la realidad de las fotos ni de los nombres. Nunca te encontaria aquí o allá, eres escurridiso de las paredes rojas y por más que uno quiera el viento te lleva cual ropa tendida.

El día que te quedaste parado fue sólo para atraerme; mordí el ansuelo y entonces, ¡ZAP!, ahí estaba yo, buscandote por todos lados, siguiendote las llemas de los dedos, contandole al agua del río como era el sonido de tus cabellos electricos. Poco a poco me llevaste al teatro de tu amor, pusiste cuerdas a mis piernas y brazos; me di cuenta que yo ya no era más yo, que ahora era todo y que ese mundo que veia no era más que la parte de afuera de donde venia.

¡Entonces me dormi, y desperte!

Cuadrado

Se agarraron de las manos ellos, cuatro eran. Después de 360 respuestas se rindieron.
Volvieron. Están inmóviles, rojos.
Dentro de sus manos hay manzanas, sangre y corazones. Se ven de reojo, quieren irse y se detienen entre sí.
Fragmentos que nadie entiende:
¿Por qué siguen ahí?Son lo mismo.
¿Cuesta tanto aceptar que no son únicos?

Automatic


Quiero por un momento olvidarme ya de ti
Entrar en un estado inconsciente, donde el dolor no tenga forma y no exista el color
Y dejar de reflejarme en tus oscuros ojos y olvidarme de lo que sentí
Donde sólo exista el sonido, no el sonido de tu voz, sólo el simple rasgueo de una guitarra, el delicado toque de las teclas.
Donde sólo existan esos sonidos consoladores, que curan, que hacen sentir algo más que el terrible peso del dolor.
…..Y así, lentamente estar conciente de que el dolor no es tu voz, no tus ojos. Yo.